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Nuestro Legado

Actualizado: 15 nov 2024

Después de miles de años de evolución, aquí estamos, mirando a los ojos de la complejidad de lo que comenzó como el instinto natural de simplemente estar vivos.


Desde organismos unicelulares hasta máquinas biológicas avanzadas que, sin saber por qué, siguen avanzando en su búsqueda de lo que no se puede encontrar.


A medida que la búsqueda avanza, nuestra civilización evoluciona y nuestra realidad cambia, abriendo nuevas puertas: puertas que ocultan no solo nuevas recompensas, sino también nuevos desafíos. Y hasta ahora, no existe un desafío mayor que el que enfrentamos hoy.


Nuestra lucha ya no es física, sino espiritual. Después de conquistar la naturaleza, la humanidad ahora debe conquistarse a sí misma, porque, sin lugar a dudas, en este punto de la historia ya hemos descubierto que nuestra mayor amenaza somos nosotros mismos.


Tal vez nunca sepamos por qué nuestra especie apostó por una característica de supervivencia tan rara y con tan pocas probabilidades de éxito como la inteligencia, pero lo que sí sabemos es que no todo uso de esta inteligencia conduce al bienestar. Hoy, más que nunca, es evidente que hemos cometido muchos errores en nombre de lo que muchos consideran progreso.


Sin embargo, así como nos hemos equivocado muchas veces en nuestro camino de descubrimiento, también hemos encontrado valiosos tesoros: indicios de un futuro mejor y de un estado de conciencia superior. Estos indicios son los que nos motivan a seguir adelante y a creer en un mañana que vale la pena soñar. Su preservación debe ser una prioridad colectiva.


En ciertos momentos de la historia, formulamos una gran idea y logramos ver más allá de lo evidente de lo que promete el futuro. En ciertos momentos, un ser humano o un grupo de humanos trascienden lo que nos limita y dan paso a algo nuevo, algo mejor.


El ser humano es capaz de crear mundos de desigualdad, dolor, estrés, depresión y soledad, pero también es capaz de crear espacios de armonía, paz y amor, y eso es lo que debemos enfocarnos en estos tiempos inciertos y extraños.


Así como un día descubrimos el lenguaje o los números, otro día descubrimos la música, la danza, los rituales colectivos y lo que juntos podían lograr. Estos descubrimientos dieron paso a lo que un día conoceríamos como la Cultura Rave: un espacio formado poco a poco por muchos de estos indicios como una respuesta a la modernidad y al desafío espiritual que plantea esta nueva era de tecnología e industrialización.


Una era en la que estamos conectados todo el tiempo, pero al mismo tiempo más solos que nunca; en la que perdemos nuestra calidad como ciudadanos o seres humanos para convertirnos en meros usuarios o consumidores; en la que nuestra atención ya no es una posibilidad, sino solo otro producto; en la que nuestros ecosistemas no son más que propiedades; una era en la que la productividad se convirtió en nuestro mantra y el dinero en nuestro dios.


Nuestro progreso avanza, y con él, nuestra alma colectiva se debilita. Poco a poco olvidamos los valores que una vez nos llevaron a momentos de virtuosismo y felicidad plena.


La cultura rave significa libertad, amor, alegría, comunidad y espiritualidad, todo a través del poder de la música, y es nuestra respuesta a este nuevo desafío. Una cultura que busca crear espacios para el arte y la colectividad, donde todo converge para formar un verdadero oasis para el alma, donde nuestra identidad florece y las ideas de nuestro potencial emergen.



Esta es la Cultura Rave, UM. Bienvenidos a la Resistencia Musical.

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